viernes, 29 de marzo de 2013


INDULTO A FUJIMORI

LA MURALLA ROJA

Por Sofía Flores

 

Ahora los forjadores de la peor tragedia en la historia del Perú  han cimentado una brecha llena de venganza disfrazada con la palabra impunidad. Las facciones de izquierda tuvieron mucho mérito en la época del  terror permitiendo, protegiendo y ayudando a los subversivos en su lucha por la desestabilización de la democracia, hábilmente apoyados por políticos fáciles de manejar bajo el hilo del dinero y el poder ,  estos personajes  han creado una fortaleza  a fin de impedir la libertad de Alberto Fujimori  un expresidente a quien el destino le dio la misión de estabilizar nuestra  destrozada economía  enfrentado a un terrorismo cobarde e intimidante encargado no solo en destruir  toda infraestructura nacional sino de torturar hombres ,mujeres y niños ,matarlos frente a sus familias,  secuestrar a peruanos sin distinción y asesinarlos muchas veces lentamente, sin olvidar a nuestras fuerzas del orden en ellos se desato una verdadera carnicería  .  

Ante todos ellos Alberto Fujimori los enfrento y los derroto aunque para muchos esta labor fue demasiado drástica, estos puritanos demócratas cierran los ojos  ante los hechos reales de una contienda, donde los derechos humanos son aniquilados por el enemigo,  no existe, ni existió, ni existirá  una contienda o guerra respetuosa de los derechos humanos, de allí la importancia  en defender la pacificación de un país.

Se habla de impunidad, de no permitir la libertad de Fujimori por delitos de lesa humanidad, algo muy controversial porque fue Fujimori quien defendió y paro la ola de sangre desatada por  el terrorismo, fue Fujimori quien les dio a los terroristas mediante la ley del arrepentimiento, la oportunidad para redimirse en libertad sin pago ni reparación alguna, una acción que más allá de permitir impunidad, fue buscar una reconciliación entre peruanos a fin de cimentar el camino hacia la paz.

La primera bomba activada por el terrorismo en el interior del país fue en 1980, cuando Belaunde emitía su primer discurso presidencial ,más de 10 años de terror, 2 periodos de gobiernos democráticos  atormentados, derrotados a los 2 años del gobierno de Alberto Fujimori,  han pasado más de 20 años y aún no hemos logrado una verdadera reconciliación, porque continuamente está siendo mancillada no por razones humanitarias sino políticas, aquí se encuentran toda la gama de políticos que nunca hicieron un buen trabajo desde el congreso y los movimientos de izquierda hábilmente protegidos por las asociaciones de DDHH.

Los radicales izquierdistas hablan hipócritamente de impunidad, una impunidad acogida por los subversivos que lograron su libertad en el gobierno de Alejandro Toledo sin mediar reparación alguna, aquí la voces moralistas se callaron, no hubo ninguna muralla que objetara esta libertad ni pusiera presiones al gobierno mucho menos a los representantes del poder judicial, aquí no se examinaron expedientes, ni se adentró a los antecedentes , pese a que estas personas cometieron directamente delitos de lesa humanidad con sus manos, aquí los DDHH no solo lo permitieron sino lo defendieron.

Fueron muchas las victimas del terrorismo, no solo un grupo ni una universidad ni un barrio, fue todo el país, fuimos todos, la muerte fue tan dolorosa como aquella secuela que dejo en sus sobrevivientes, inválidos, peruanos marcados con la desgracia y olvidados por todos, peor aún aquellos que nos defendieron denunciados por no hacer una guerra perfecta, sin fallas, obviando que en ellos también corre sangre peruana como todos nosotros.

Podemos seguir hablando de impunidad de pedir reparaciones para todos, para toda la nación, aquí el camino de la reconciliación nunca existirá porque la gran muralla de odio, venganza, persecución y resentimiento seguirá siendo cimentada por  quienes desean destruir nuestra democracia  valiéndose de artificios inmersos y bien utilizados dentro de la ley.

La libertad de Fujimori no puede ser contemplada como un antecedente de impunidad,  Alberto Fujimori es el primer presidente puesto a derecho, en prisión, así sea con ciertos beneficios dada su enfermedad es una prisión, un prisión a la que nunca fueron ni irán los verdaderos personajes políticos gestores de nuestra desgracia en la época de los 80-90, para ellos si existió impunidad.

Podrán alegar que el cáncer del Ing. Fujimori está en retroceso, felicidad para cualquier ser humano con este mal, pero todos sabemos la crueldad del cáncer, porque está allí y en cualquier momento en solo instantes puede destruir toda  fortaleza, porque pese a todos nuestros adelantos  médicos no hay cura para el cáncer.

La libertad de Fujimori  debe destruir esta injusta muralla abriendo el sendero hacia la gran reconciliación entre peruanos , sellar una etapa indigna y trágica de nuestra historia, guiándonos hacia un nuevo horizonte ,aprendiendo del pasado, enmendado errores, y  por sobre todo al recoger todo ello, protegernos contra el enemigo oculto bajo la fachada de nuestra democracia creando discordia entre nosotros, reconciliación para unidos ser una verdadera fuerza contra los problemas de nuestro país.

La libertad de Fujimori debe ser contemplada con sensatez, Ollanta como presidente tiene compromiso con todos los peruanos, aquí no media ni izquierda ni derecha, solo defender la naturaleza de una gracia presidencial, cuya esencia no debe ser manchada con odios ni venganzas políticas, es momento de generar un precedente sí, pero el precedente de la reconciliación como único medio para  lograr el desarrollo de nuestro país en paz.

Sofía Flores  

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